Uno de los más momentos más especiales de este verano, fue visitar Noalla con el Capitán Neyyan Skyssain, o como es conocido, El Visitante de las estrellas. Allí pudimos examinar un genuino portal interdimensional. Evidentemente, no puede emplearlo cualquiera que pase por ahí. Para el común de los mortales, no es más que una curiosidad en la que posar para fotografías que subirán a sus redes sociales. Para los iniciados en los misterios como nosotros en cambio, es una puerta a otras realidades, una puerta que debe ser manejada con extremo cuidado. Nuestro nuevo amigo es bien consciente de los riesgos que entraña el viaje interdimensional, y por ello, nos limitamos aquel día a comprobar que estaba en buen estado y que era funcional. Dejamos unos sensores, mayormente para controlar si alguien accede a nuestra dimensión. Como ya os debéis suponer, los portales funcionan en ambos sentidos, y la curiosidad existe en la mayoría si no todas las dimensiones. Por eso mismo, hay que vigilar los portales. Nunca se sabe cuando algo o alguien asomará la cabeza por ellos.
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