El 27 de septiembre de 1989 sucedió algo en la Unión Soviética que debió cambiar el rumbo de la Historia, en la ciudad de Vorónezh, a 500 kilómetros al sureste de Moscú aterrizó un ovni, una nave alienígena tripulada. La noticia fue transmitida por la agencia estatal TASS, por lo que no estamos ante un rumor ni una leyenda urbana. Hablamos de un medio oficial de la Unión Soviética, poco antes de su desaparición. Como ya os imagináis, la corrupta y decadente Academia enterró este suceso usando los trucos sucios habituales. Pero, afortunadamente, el escritor Daniel Utrilla ha recuperado este momento de un olvido más que injusto en su libro Mi ovni de la perestroika, en el que reconstruye con minuciosidad lo que ha venido en ser conocido como el Roswell soviético. Ojalá sirva para abrir los ojos de los escpéticos. No estamos solos en el Universo, nunca lo hemos estado. ¿Cuántas pruebas harán falta para que se acepte una realidad tan evidente?
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