La Inteligencia Artificial que controla la red de satélites armados que vigila la Luna ha movido pieza. Al constatar que nuestra nave conejo se hallaba fuera de su alcance, ha modificado media docena de sus satélites para lanzarlos contra nosotros cual perros de presa. Un hexágono de haces de energía concentrada, cuyo único fin es nuestra total y completa Aniquilación. Pero este ataque nos ofrece una oportunidad, puesto que ha tenido que prescindir de seis de las piezas que forman su red y, por muchos satélites que tenga a su disposición, esa ausencia se va a notar. Aunque primero tendremos que sobrevivir al encuentro de esas máquinas de destrucción para poder explotar los posibles puntos débiles que hayan aparecido en su red. Algo que ya está estudiando el intrépido Capitán Neyyan Skyssain, el que por lo que sabemos, ya está dentro de uno de los satélites que permanecen en formación.
Aquí viene el hexágono, girando cual noria de la muerte, proyectando haces de energía hacia el exterior, del mismo tipo que mantiene unidos a los seis satélites. No temáis, amigos, no sólo tenemos un piloto excepcional, sino también guerreros a la altura. Ahí parten los poseedores de los amuletos cocodrilo, transformados en criaturas híbridas y protegidas del espacio exterior por unos trajes hechos con tecnología de la Expedición Delos. Lo único que queda al aire, o más bien al vacío en este caso, son sus bocas alargadas y llenas de dientes. El motivo será obvio en un momento. Gracias al equipo de autopropulsión de sus trajes no sólo han podido evitar los disparos del hexágono, sino que han podido acercarse a sus respectivos objetivos. Qué maravilla. Ahora podemos verlos en acción, ampliados en las pantallas de la nave. Qué gozosa ordalía de destrucción. Los satélites no son rival para sus mandíbulas. Dos satélites reducidos a chatarra y el hexágono es historia. El resto intenta reaccionar reagrupándose y clamando venganza, pero antes de que puedan actuar contra nuestros compañeros, las ciberguerreras Masuimi Max y Zirconia Starfighter caen sobre ellos como la Ira Divina. Incapaces de decantarse por un objetivo, son pasto de unas breves llamas y un silencio atronador. Primera victoria para nuestro bando. Es ahora de recoger a nuestros amigos y a la chatarra que era el hexágono. Podría contener la clave para desmontar la red.
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