Animados con el ritmo de Night of Fire afrontamos la amenaza de la Inteligencia Artifical que controlaba la red de satélites armados que se interponía entre nosotros y la base de nuestros enemigos en la cara oculta de la Luna. Gracias a la pericia del Capitán Neyyan Skyssain, disponíamos de una conexión directa a la red de satélites y del control parcial de un satélite. Esa conexión era lo único que necesitaban nuestras compañeras ciberguerreras para plantarle cara a la IA, de la que descubrimos que se denominaba Grex, y que veía a la red como su cuerpo. De ahí su nombre, que significa enjambre o manada.
Dada su particular historia iniciática con una IA benévola en el Himalaya, fue la tecnomaga Gwen Marsters la que lideró la ofensiva. Acompañada de Masuimi Max y Zirconia Starfighter entraron en la red de satélites mediante la conexión establecia por el Visitante de las estrellas en su forma de avatares digitales. Era como ver una película de animación del gran Mamoru Oshii o un manga del genial Masamune Shirow. Fue una ordalía ciberpunk en la que no se sabía muy bien quien juzgaba a quién. si Grex a nosotros o nosotros a Grex. En cualquier caso, Gwen Marsters y Grex intercambiaban ataques y contraataques a una velocidad vertiginosa que hacía que fuera imposible seguirles el ritmo. Tan sólo podíamos intentar mantenernos a salvo del choque de algoritmos en el ciberespacio que se trasladaba a nuestro plano físico en un comportamiento cáotico de los satélites, que tanto actuaban como un único organismo como se atacaban entre ellos cual país en guerra civil. Fue un duelo de voluntadas más que nada, en la que salió triunfante la tecnomaga, que en el climax de la batalla logró asestar el golpe definitivo en el centro mismo de la identidad de Grex con una recreación digital de la mítica espada Excalibur, anulando su existencia y por consecuencia su control de la red. Los satélites, la mayor parte de los cuales habían sido dañados o destruidos, quedaron vagando en el espacio sin rumbo definido, al albur de las fuerzas cósmicas. No pudimos escuchar la reacción de sus amos hackers de Elysium, pero sí pudimos sentir su ira en forma de bombardeo digital de spambots furiosos, tan intensa como breve e ineficaz.
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