El viaje ha ido como la seda. Pilotando nuestra nave está el mercenario Esteban Marín, confundado de Hazlo Como Puedas y uno de mis más antiguos aliados. Ayudándole en el manejo de esta fascinante nave conejo está nuestra neoyorkina favorita, la ciberguerrera y tecnomaga Gwen Marsters. Entre la pericia de nuestros compañeros y la tecnología avanzada de camuflaje de la nave, hemos podido llegar cerca de la Luna sin contratiempos, pero ahí es dónde se acabó la calma.
Mientras las noticias sobre el especio cubren el vuelo de un helicóptero en Marte o el destino de un cohete chino, en la órbita de la Luna tuvo lugar el primer rifirrafe con las fuerzas de Elysium y los Mutantes Psíquicos. Un aperitivo para una guerra que marcará el rumbo de la Historia. Nuestros enemigos habían desplegado una red de satélites autónomos armados, dotados de una única inteligencia artificial que hace que actúen como un único ser. Un ser alimentado por odio puro y destilado. Eso lo supimos en cuanto vimos que no necesitaba detectar la presencia de intrusos para abrir fuego de forma indiscriminada. Parecía que simplemente lo hacía por placer. En este caso tuvo fortuna y nos alcanzó de pleno, mas la nave resistió conservando su integridad estructural a costa de perder el camuflaje. De momento, nos hemos retirado a una distancia prudencial para evaluar este obstáculo. Ahora mismo las ciberguerreras están reunidas con sus compañeros en la Tierra buscando puntos débiles en la IA enemiga. Mientras tanto, el insigne Capitán Neyyan Skyssain está aprovechando su tamaño para tantear la capacidad de la red de satélites al mando de la IA.
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