Llegó el momento. Han comenzado la hostilidades en la cara oculta de la Luna. Recuperados de nuestro accidentado viaje y con la información recopilada a través de la IA que controlaba su red de satélites, hemos lanzado una ofensiva contra el conglomerado de bases que han montado nuestros enemigos. Los que han salido a recibirnos eran todos de Elysium. Había tanto miembros de la organización, como mercenarios sin más afiliación que el origen de su siguiente cheque. Abundaban las mejoras cibernéticas, una hoja de doble filo, como descubrieron nuestros enemigos muy pronto.
Nuestras fuerzas estaban encabezadas por los portadores de los amuletos y formadas por soldados bravos de Zyga'Rhon. Su misión era golpear fuerte las defensas del complejo, mientras que las ciberguerreras actuaban desde el plano digital para explotar las vulnerabilidades de los implantes cibernéticos que tan alegremente utilizan en Elysium, en su carrera alocada hacia la singularidad tecnológica. Eso nos dejaba al Visitante de las Estrellas y un servidor la misión de intentar infiltrarnos y descubrir el paradero de los monolitos. Las ciberguerreras consiguieron hackear muchos de los implantes volviendo contra los suyos a sus portadores. Cosa que aprovecharon nuestros compañeros para hacer una escabechina. Desgraciadamente, nosotros no tuvimos tanta fortuna, y sólo pudimos adentrarnos lo suficiente para enterarnos de que los monolitos estaban en un edificio al que sólo tienen acceso los mutantes psíquicos, y que nadie más puede acercarse, amigo o enemigo. Tuvimos que dar media vuelta para evitar caer prisioneros, pero ese dato hizo que valiera la pena el riesgo. Parece que la alianza se resiente.
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