La caída ayer durante seis horas de Facebook, WhatsApp e Instagram es una muestra tanto de la fragilidad de Intenet como de la dependencia de unos pocos servicios. Aunque las aplicaciones no habían desaparecido, eran inaccesibles. Todo Internet depende de la capacidad de traducir las urls en ips. Cuando falla eso, Internet se convierte en una miríada de islas desconectadas entre sí, un millardo de redes aisladas, incapaces de ver al resto. Sirva esto de recordatorio de lo vulnerables que somos los investigadores de lo desconocido y demás pensadores heterodoxos. Ya pasó una vez aquí mismo que el dominio dejó de funcionar unos días por un ataque a traición de la vil Academia. Desde entonces, hemos tomado medidas, mas nunca se puede garantizar al 100% que no volverá a suceder. Solamente podemos estar alerta y ser precavidos.
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