Por las redes sociales está siendo difundido un testimonio inquietante, con el ya consabido tonillo de desdén que parece obligado para mantener el status social ante los seguidores y la siempre vigilante Academia. La escritora e investigador Sharon K. Gilbert contó en el The Jim Bakker Show cómo un alienígena se apareció ante ella imitando el aspecto de su marido. Pretendía mantener relaciones sexuales con ella y se identificó primero como su marido, y luego, al no creerle, como nada menos que el mítico Xerxes, sobre el cual tenemos fresco un magnífico cómic de Frank Miller. Gilbert, rechazando tanto la "oferta" del intruso como su supuesta identidad, consiguió desenmascararlo apelando a Jesús, y vio que se trataba de un reptiliano. Además el extraterrestre no venía solo, sino que traía compañía. Reptilianos más pequeños que le recordaron a las gárgolas. Las redes sociales, esos mares procelosos en los que reina el cinismo y el chiste fácil, no han acogido su testimonio con la mente abierta precisamente, sino con el vitriolo habitual. En esta bitácora en cambio, nos intriga. ¿Qué esperaba conseguir ese reptiliano? Tengamos en cuenta que el marido al que imitaba el aspecto estaba junto a su víctima, compartiendo el lecho conyugal. No podemos caer en el vicio de los académicos de presuponer que el enemigo es tonto. Debe haber algo que se nos escapa por el momento en su plan. Tan solo espero que lo descubramos antes de que sea demasiado tarde.
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