Puede que sea un poco exagerado gritar eureka, pero hemos conseguido avanzar en nuestra investigación. Por fin hemos dado con esbirros del sicario de los Grises al que estamos buscando. Llevan monos blancos con franjas rojas en los brazos y la dichosa estrella asimétrica de cuatro puntas marcada a fuego en la mejilla derecha. Pillamos a unos cuando sacaban a rastras a alguien encapuchado y atado de pies y manos. No hacía falta ser muy avispado para intuir que era una víctima de sus planes. Desgraciadamente, nuestra intervención fue demasiado tarde para salvarle la vida, pues murió en mis brazos por lo que luego descubrimos que fue una serie de hemorragias internas producidas por un virus artificial. Esto último lo sabemos gracias a mi compañero Gzobzhudh, que lo está estudiando ahora mismo. Los esbirros huyeron como alma que lleva el diablo, no sin antes llevarse una generos ración de hostias y disparos. Siento que estamos más cerca de nuestro aversario. Su plan parece evidente, crear una gran pandemia letal que diezme la población. Un clásico entre los villanos que no pasa nunca de moda. Y así terminamos febrero. Ahora a ver si nos tomamos un mini descanso para disfrutar un rato de los Carnavales.
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