Absortos en las luchas diarias, es fácil olvidar qué estamos protegiendo. Nadie lo sabe mejor que nuestro buen amigo, el Visitante de las Estrellas, que llegó a nuestro mundo siguiendo el rastro de muerte y destrucción de un sicario de los Grises. Por eso, aprovecha cada momento de calma, cada pausa que le ofrece su misión, para apreciar la belleza de su entorno. Ahora por ejemplo, su antención se centra en la miríada de flores que surgen por doquier, señal inequívoca de que estamos en primavera, y de que hemos dejado atrás el invierno.
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