La visita del Capitán Neyyan Skyssain a ese lugar de encuentro para alienígenas afincados en la Tierra ha proporcionado resultados mucho antes de lo que esperaba. Nuestro elusivo enemigo hace trampa, por eso es tan difícil seguir su rastro. Imaginad dos hojas, una encima de la otra. Una es nuestra realidad, en la que vivimos. La otra es en la que está su laboratorio. Entre esas dos hojas hay como mínimo un punto de conexión por el que pueden ir y venir a su voluntad. La clave es que pueden cambiar de sitio ese punto, desplazando su hoja. Esa última parte no sabemos muy bien cómo la hace. Por eso, tras nuestro encuentro en el parque no fuimos capaces de encontrar de dónde había salido al criatura. Porque ese acceso ya estaba en otro sitio. Pero ahora con esa información, y con todos los datos que hemos sido capaces de reunir sobre los experimentos de nuestro enemigo, hemos logrado no solo dar con el punto de acceso sino también entrar en él, y ha resultado ser un túnel muy chungo. Evidentemente, esta ambientación de película de serie B sólo nos motiva más. Ahora ya no puede escapar de nosotros, y eso es lo más importante.
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