A pesar del empeño de la corrupta y decadente Academia para convertir a la NASA en una reliquia inútil, poco más que una agencia decorativa sin mayor propósito que difundir las mentiras de sus amos, de vez en cuando nos sorprende con proyectos que le devuelven su orgullo perdido. Las primeras imágenes ofrecidas por el telescopio James Webb son un deleite tanto para el público general como para los iniciados. Los investigadores de lo desconocido vemos en estos retratos a alta definición de lugar tan espectaculares como la nebulosa Carina o el quinteto de Stephan enigmas por doquier, que esperan ser resueltos. ¿Cuántas civilizaciones se ocultan en esas bellísimas fotografías? Es como ver el espacio por primera vez. Como si una gran mano hubiera quitado el velo que nos impedía ver con claridad. Ojalá este grandioso aparato nos acerque a la Verdad, y no sea víctima de los miserables académicos.
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