Mientras Vladimir Putin intenta revivir las antiguas glorias de la Unión Soviética con una guerras tan cruenta como catastrófica, se pueden encontrar en el desierto, abandonados, los ambiciosos planes de su programa espacial, como el transbordador Ptichka. 105 toneladas de tecnología acumulando polvo tras su fracaso. No ha gozado ni de una segunda oportunidad ni de una vida con metas menos ambiciosas. Ha sido descartado, almecenado en unas condiciones lamentables y ahí seguirá, ignorado salvo por alguna visita esporádida como la del explorador que sacó la foto que encabeza esta entrada. Es triste ver esa nave olvidada. Debería estar surcando el espacio. Tan cierto como que los humanos deberíamos haber dejado de hacer guerras entre nosotros. Tenemos suficientes enemigos entre Grises y otros alienígenas infames como para perder el tiempo y tantas vidas valiosas en conflictos absurdos.
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