La excelente serie de tokusatsu Kamen Rider Ryūki nos mostró que toda superficie reflectante podía ser una entrada a otra dimensión. Concretamente un mundo espejo habitado por monstruos concebidos por dos niños, en los que los Kamen Riders luchaban por un premio, sin saber que eran peones dispuestos para ser sacrificados por el organizador del torneo en el que participaban. En parte por eso, al ver este inquietante reflejo, que completa y complementa este lado de la realidad, no puedo dejar de pensar si lo que vemos es más que un mero reflejo, sino algo más. Otro mundo, que existe en sintonía al nuestro. Quién sabe, quizás con la tecnología apropiada podríamos visitarlo.
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