Como no nos cansamos de repetir en esta bitácora, nuestro planeta contiene no pocas sorpresas que ponen en solfa a la anquilosada ciencia oficial, como por ejemplo este anigmático orbe dorado orgánico encontrado en el mar de Alaska.
Su textura es similar a la piel, pero carece anatomía reconocible, por lo que la teoría de sus descubridores apunta a que podría ser el huevo de un especie desconocida hasta la fecha. El agujero añade un enigma, ¿se hizo al intentar entrar o acceder a su interior o todo lo contrario, al salir la criatura que albergaba? No es de extrañar que les pareciera digno del comienzo de una película. Afortunadamente no fueron lacayos de la corrupta y decadente Academia los que hicieron este descubrimiento, pues además de que no se habría hecho público, ahora estaría guardado en algún ignoto almacén, custodiado por una de sus gárgolas. Irónicamente, unas criaturas menos siniestras que sus superiores.
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