Es posible que habráis leído sobre un experimento sobre viajes en el tiempo llevado a cabo por el Hitachi Cambridge Laboratory. Lamentablemente, ni se acerca a lo hemos visto en clásicos como Regreso al Futuro o Doctor Who. Para empezar es una simulación, no un experimento como tal. Tampoco hay un viaje en el tiempo. La simulación usa uno de los efectos más extraños de la física cuántica, el entrelazamiento cuántico. Es uno de los principales motivos por los que se opuso vehementemente Albert Einstein a esta teoría. Dos partículas entrelazadas cuánticamente están conectadas por muy grande que sea la distancia que las separe. Conociendo el estado de una, se puede saber el de la otra. Cambiando el estado de una, se cambiará el de la otra. Lo que plantearon estos científicos de Cambridge fue lo siguiente. Envían una partícula a un experimento, quedándose con la otra. Cuando reciben nueva información que indica que el estado de la partícula enviada no era el óptimo. Demasiado tarde para cambiarla, estaréis pensando. Pues aquí es donde entra en juego la brujería del entrelazamiento cuántico. Modificando a nuestro gusto la partícula que nos hemos quedado, cambiamos el estado pasado la que enviamos. Lo más curioso es que en sus simulaciones llegaron a la conclusión de que este procedimiento sólo funciona en un 25% de las ocaciones. Esto no abre precisamente las puertas del pasado, como en la gran obra de Tim Powers, pero si nos da un resquicio para afinar el pasado. Esperemos que para mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario