En su milenaria misión para mantener a la Humanidad confinada en la Tierra, la corrupta y decadente Academia ha pergeñado una imagen inhóspita del cosmos, un lugar inmenso, mayormente vacío y carente de vida de cualquier tipo, especialmente de la inteligente. Afortunadamente, la Verdad acaba por abrirse paso, incluso en organizaciones que están sometidas a su férrea dictadura. La NASA ha recogido material de la superficie del cercano asteroide Bennu y ¡albricias! Nada más empezar a analizar lo que han traído ya han encontrado agua y moléculas orgánicas. Dicen que es clave para entender el origen de la vida en la Tierra. ¿Y en el resto del universo? Eso sería demasiado osado, ¿no? Pues aquí nos atrevemos a eso y más. Asteroides como Bennu, con su apenas kilómetro y medio de extensión son como semillas a la deriva, lista para dar inicio a la vida en algún planeta afortunado, como lo fue el nuestro hace tiempo. ¿Alguien se cree que la Tierra haya sido el único ganador de esta lotería galáctica? Alquien que no esté a sueldo de nuestros viles enemigos, a poder ser.
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