Una grave sequía ha provocado que el nivel del río Amazonas baje de los 13 metros, dejando a la vista rostros tallados en piedra. Rostros humanos cuadrados y ovalados, muestra de una civilización que habitó esa parte del mundo hace mil años. No deja de ser paradójico que una tragedia como supone una sequía nos permita atisbar nuestro pasado. Esos rostros inquietantes nos interpelan desde las orillas del gran río Amazonas. ¿Cómo eran sus autores? ¿Qué buscaban con su obra? ¿Qué pensarían al saber que un milenio más tarde sus obras serían redescubiertas? Tan sólo espero que estén a salvo de las garras de la corrupta y decadente Academia. Mi fino olfato de investigador me lleva a pensar que en esos rostros hay pistas sobre el auténtico origen de la Humanidad, el que conocemos los habituales de esta bitácora, y no el absurdo cuento divulgado por los esbirros de la Academia.
Mañana estaremos en un gran evento de la Cultura Pop, el festival Curtas de Vilagarcía de Arousa.
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