Una queja recurrente sobre la Cultura Pop en general y el cine en particular es que faltan ideas originales y sobran remakes y secuelas, aunque luego esa misma gente encumbra obras que pecan de esa misma falta de originalidad. Hoy os quiero hablar de una película que fue criticada justo por lo contrario. La tercera entrega de la franquicia Halloween, creación del legendario equipo creativo formado por John Carpenter y Debra Hill se desmarcó de las dos anteriores apostando por un cambio de formato hacia una antología en la que cada película contara una historia nueva, manteniendo como conexión la ambientación en Halloween. El director y guionistas Tommy Lee Wallace cambió al asesino en serie y encarnación del mal Michael Myers por una fascinante historia que juntaba brujería con ciencia ficción. Lamentablemente, tanto el público como la crítica rechazaron esta valiente propuesta, poniendo fin al plan de la antología. En la cuarta entrega regresó Michael Myers y desde entonces ha sido el villano de todas las películas de Halloween.
Afortunadamente, con el paso del tiempo Halloween III ha sido reivindicada hasta el punto de convertirse en una película de culto y ser situada en algunas listas como la segunda mejor entrega de la franquicia. Sobra decir cuál es la indiscutible primera. Desde esta humilde bitácora, os animamos encarecidamente a verla. Es imposible no caer rendido ante una obra en el que juega un papel central el robo de una piedra Stonehenge. Os aseguro que no volveréis a ver igual el Samhain.
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