Bajo la cada vez más cuestionable justificación de llamar la atención sobre la amenaza del cambio climática y la necesidad de abandonar el uso de combustibles fósiles, la organización Just Stop Oil ha llevado a cabo ataques contra obras de arte de genios de la talla de Diego Velázquez y Vincent van Gogh. La última es el motivo de esta entrada. Su víctima en esta ocasión es uno de los monumentos más icónicos del planeta. Este acto vandálico es incluso más sangrante en esta época del año, en la que se permite acceder al mismo para dar la bienvenida al verano. La primera y muy instintiva reacción al ver algo así, no es firmar una carta contra las petroleras sino buscar el nombre de los cretinos pseudo activistas y fantasear con partirles la cara. Por eso mismo, estamos convencidos de que son infiltrados en el movimiento ecologista. Unos pobres imbéciles cuyo único fin es distraernos provocándonos una ira irrefrenable. Eso no quita que haya que detener sus absurdas acciones de protesta que ponen en peligro tanto obras de arte como la causa que dicen defender. En momentos así, ojalá intervinieran los alienígenas que evidentemente inspiraron cuando no guiaron personalmente la construcción de esta joya prehistórica para darles una lección a esos activistas de la estulticia.
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