Terminó la batalla de los homúnculos. La aparición del enigmático conspirólogo y Maestro del disfraz Agustus Severinus Píngolas resolvió lo que parecía irresoluble. Ahora está claro que solamente los propios homúnculos podían poner fin a la disputa sobre ellos. Con los mismos Peces que habíamos estado usando para conectarnos a las Mentes Colmena que habían formado, Agustus pudo conectar con esa parte suya que había en cada uno de ellos, incluso en el gruñón cabezota binguero, y les dio la oportunidad de escoger. ¿Qué han escogido? Es difícil saberlo. Sabemos lo que no querían, y era ser siervos de ninguno de los bandos en liza. No querían ser convertidos en supercomputadoras al servicio de planes de dominación mundial. Recuperaron su individualidad, disolviendo las Mentes Colmena y recuperando su número y tamaña. Todos se marcharon en un festival de luces, guiados por nuestra aliada, la Diosa Hiliana y su creador, Augustus Severinus Píngolas. Todos salvo uno¡, que tozudo como una mula, ha decidido que quiere ser parte de los Hijos del Nuevo Mundo. Una petición que ha aceptado más bien a regañadientes Arya Darkstorm, y para celebrarlo se ha ido al tugurio más cutre de todo Mykonos, algo no exento de mérito, a beber y apostar su escaso dinero.
Urkruk Alfa ha complido su palabra, devolviendo a los giantes a su milenario sueño, tras lo cual ha abvandonado la isla. El resto de participantes se ha ido disimulando malamente su disgusto, a excepción de los Arribistas, que lo han proclamado a los cuatro vientos, con amenazas a la ya ausente Agustus Severinus Píngolas, que optó sabiamente no quedarse para ver las consecuencias de su oportuna intervención. Ahora emprenderemos el rumbo de regreso a casa, satisfechos sabiendo que los homúnculos son libres de decidir su destino. Ya no serán sombras de su creador o herramientas de los enemigos de su creador. Serán seres vivos autónomos. Sus éxitos y sus fracasos serán suyos.
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