La mayor sorpresa que nos ha dado este asunto de los homúnculos ha sido el cambio del líder de los Mutantes Psíquicos. Desde la invitación que nos hizo Urkruk Alfa para que fuéramos a Mykonos hasta hoy, ha hecho todo lo posible para demostrar que los cuatro mutantes han cambiado mucho desde que se fueron al espacio con la sabia Isis y las legendarias guerreras del espacio. En las ocasiones que hemos tenido estos días para hablar, nos ha mostrado cómo el monolito que vimos en Las Vegas actuó como un catalizador para la sincronización de los homúnculos. Un proceso que era inevitable dada su naturaleza, por lo que solamente aceleró una cuenta atrás que había comenzado en el mismo momento de su creación.
Desgraciadamente, sus esfuerzos diplomáticos han caído en saco roto con el resto de los participantes, especialmente con los elementos más belicosos como los Arribistas o los ciberdelincuentes de Elyssium. Ahí se nota la furia de la juventud de ambas organizaciones. Esto no quiere decir que el resto sean hermanitas de la caridad, más bien que no necesitan hacerse oír. La corrupta y decadente Academia deja que sus cachorros lleven la voz cantante, mientras reciben las instrucciones de sus Amos, que hace mucho que abandonaron este mundo, aunque estos días hayamos notado su presencia. Grises y reptilianos parecen más ocupados vigilándose mutúamente, da la impresión de que su prioridad es que el otro no consiga la vitoria. Así, todos hemos llegado a esta situación. Una batalla campal entre gigantes, ya sean rescatados de la Mitología Griega, la genuina Historia de esta gran nación, o producto de la fusión de los homúnculos.
Debo reconocer que hay una cierta belleza tan hipnótica como aterradora en el choque violento de estas magníficas criaturas por toda la isla de Mykonos. Uno no sabe bien si está en la Antigüedad o en una película de Kaijus, en cualquier caso, la sensación general es que la situación se ha ido de nuestro control, si es que alguna vez lo estuve, pues solamente los más arrogantes pueden estar convencidos de que la realidad pueda ser sometida a nuestros deseos. No obstante, es nuestra obligación proteger a la población local y a los numerosos visitantes de este paraíso terrenal y poner fin a la lucha.
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