Desde la anterior entrada, hemos dado buena de la primera base que localizamos y de un par que descubrimos con la información que conseguimos. No fue un paseo militar, pero tampoco es que las tropas académicas se dejaran la vida protegiendo el fuerte. En cuanto veían que estaban sobrepasados por los Hijos del Nuevo Mundo, huían en tropel. Que cada palo aguante su vela. Ese parece ser su lema. De hecho, nos costó atrapar a alguno de sus sicarios, para poder acceder a sus archivos, aunque viendo el nivel de la seguridad informática que se gastan estos fósiles vivientes creo que podríamos haberlo conseguido sin su colaboración.
¿Sabéis a quiénes no hemos visto por el momento? Seguro que ya tenéis la respuesta en la mente. Efectivamente, a los autoproclamados defensores de la Academia, los presuntuosos y muy rencorosos Arribistas. Si ese oso quiere pelea, la tendrá. Le he enviado recado a través de los desgraciados que tienen haciendo su trabajo sucio en esas bases clandestinas. La verdad es que tengo ganas de ver de cerca los cambios que les hizo la piedra filosofal fallida. Mientras tanto, seguiré pateando culos de la Academia y liberando a sus víctimas. No nos hemos olvidado de nuestro objetivo principal, y aunque no hemos dado con tantos como nos gustaría, sí podemos decir que gracias a nuestras acciones, hay inocentes que han podido volver a sus hogares con un folleto de la auténtica Utopía de Sir Edward Holst y no la sarta de mentiras de nuestros enemigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario